Eva Bermejo Sánchez
Directora del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras (IIER) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)
¿Puede contarnos cómo ha evolucionado el IIER a lo largo de los años? ¿Cuál es su misión y visión?
EB: El IIER se inició cuando todavía nadie hablaba de las Enfermedades Raras (EERR), ya que no era un término que estuviera adoptado de forma general. Sus comienzos fueron con el estudio del llamado Síndrome del Aceite Tóxico (aceite de colza desnaturalizado) y, a lo largo del tiempo, el Instituto se ha ido adaptando a las necesidades de investigación en este campo, al igual que los pacientes, los investigadores, las instituciones y los organismos a nivel europeo y a nivel mundial. En las distintas Comunidades Autónomas de España nos hemos tenido que ir adaptando a unas necesidades que se nos han ido planteando, tanto en el plano asistencial como en investigación.
El IIER ha ido desarrollando a lo largo del tiempo soluciones para los problemas que necesitaban de nuestra ayuda y de nuestra contribución como investigadores, por ejemplo, creando el Registro de Pacientes con Enfermedades Raras. También desarrollamos la plataforma del Registro Estatal de Enfermedades Raras (ReeR) y tenemos una Unidad de información para poder resolver todas las dudas que los pacientes nos remiten. Hubo un momento en el cual se percibió la importancia de tener muestras biológicas almacenadas de forma segura y disponibles para la investigación y, en ese momento se creó el BioBanco Nacional de Enfermedades Raras (BioNER), que lleva también el IIER. También encontramos pacientes sin diagnóstico que necesitaban una respuesta por nuestra parte y se creó un Programa para Casos de Enfermedades Raras sin diagnóstico (SpainUDP).
También contamos con una unidad de anomalías congénitas que tienen a su vez sus vertientes de epidemiología y de genética. Y contamos en el IIER con un gran Área de Genética Humana. En ella hay una Unidad de genética molecular y otra de tumores sólidos infantiles porque la mayoría de los cánceres infantiles, por su frecuencia, se consideran EERR. Es necesario contar con técnicas moleculares, que van avanzando de manera vertiginosa y tenemos que implementarlas también a la investigación sobre EERR: una unidad de terapias farmacológicas, otra unidad de terapia génica, una unidad de epigenética y regulación EERR. Contamos con una Unidad de Terapias Farmacológicas, otra Unidad de Terapia Génica, una Unidad de Epigenética y regulación génica. Y, más recientemente, en el último año hemos incorporado dos unidades que estudian los modelos de enfermedades raras humanas y los mecanismos por los cuales se producen las enfermedades: la Unidad de modelos y mecanismos; y la Unidad de modelos de enfermedades raras humanas en Drosophila.
De esta forma, una vez que detectamos una variante genómica que pensamos que puede estar relacionada con la enfermedad de un paciente, tenemos que demostrar que está relacionada con su patología y que puede generar todos los síntomas que el paciente está experimentando.
Nosotros usamos un enfoque multidisciplinar para tratar de abordar el problema. Tenemos que integrar dentro de nuestra investigación los máximos aspectos posibles para tratar de trasladar todos los resultados de la investigación a los pacientes. Por suerte, nuestro trabajo incide sobre el bienestar de los pacientes y eso nos mueve cada día para tratar de avanzar y poner el máximo esfuerzo en cada una de las actividades que realizamos.
En 2022 fue nombrada directora del IIER. ¿Cuáles son sus principales objetivos en esta nueva andadura?
EB: Yo trabajaba en el IIER desde hace muchos años y en enero de 2022 asumí esa responsabilidad, al incorporarme a la dirección del IIER cuando el profesor Manuel Posada, que había llevado la dirección del Instituto durante varias décadas, cerró esa etapa en su actividad.
Mis principales objetivos en la dirección son tratar de implementar en el IIER todas las potencialidades que el avance en el conocimiento nos vaya proporcionando y responder a las preguntas y a las necesidades de los pacientes y sus familias.
Tenemos que estar muy cerca de los pacientes y dar respuesta a las preguntas y a las necesidades que nos plantean todos los días, a través de la investigación.
Nosotros mantenemos un estrecho contacto con la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), que agrupa a más de 400 asociaciones. Ellos muchas veces nos ayudan porque los pacientes tienen que estar incorporados también en la investigación y tenemos que escucharles. No podemos hacer investigación de espaldas a los pacientes o incorporarlos a la investigación solo como sujetos de estudio o como personas que donan muestras para la investigación. Tienen que estar incorporados en todos los pasos de nuestra actividad y eso es lo que da validez a nuestro trabajo porque hacen aportaciones muy importantes.
¿Qué proyectos de investigación se están realizando desde el IIER?
EB: Respecto al Biobanco que comenté anteriormente, es muy importante que, cuando nos encontramos ante un paciente con una enfermedad rara, sea diagnosticada o no diagnosticada aún, podamos contar con muestras bien conservadas en un biobanco, preservando su integridad para que queden disponibles para la investigación. Actualmente, la investigación puede tener unas técnicas, unos medios disponibles, un conocimiento al respecto, pero el conocimiento está avanzando continuamente y tenemos que estar preparados para tener acceso a nuevos conocimientos, técnicas y tecnologías. Además, no podemos conformarnos con un tratamiento, porque cabe la posibilidad de que más adelante surjan tratamientos mejores, y el hecho de poder contar con muestras biológicas de los pacientes con las distintas EERR nos va a permitir abordar distintos enfoques. Esa es la filosofía del Biobanco. Hay que poner a disposición de los investigadores que cumplan unas determinadas características, que tengan financiación para finalizar sus proyectos y que el Comité de Ética haya dado su aprobación. Si esos proyectos cumplen con las características y vemos que pueden aportar beneficio a los pacientes, las muestras del Biobanco están ahí para sacarles el máximo provecho. Quienes trabajamos en los biobancos muchas veces decimos que el mejor biobanco es el que está vacío porque eso significa que hay personas donando muestras e investigadores solicitando dichas muestras.
Con respecto al Registro de Pacientes, el hecho de registrar a los pacientes o que los pacientes con EERR se registren es sumamente importante porque es la forma de darle visibilidad y poder cuantificar las distintas patologías.
Respecto al Programa para casos sin diagnóstico, si ya es difícil vivir con una enfermedad rara, imaginemos lo difícil que puede ser vivir con una aún sin diagnosticar. El hecho de tener un diagnóstico nos abre nuevas puertas y facilita el acceso a un tratamiento en el caso de que exista o a proceder al registro para así conseguir un grupo de pacientes con unas características comunes para esta enfermedad. La industria farmacéutica se puede dirigir al registro y saber cuántos pacientes hay con una determinada enfermedad con total confidencialidad para, por ejemplo, planificar algún ensayo clínico.
Nosotros participamos en la Red Internacional de Casos de Enfermedades Raras sin Diagnóstico y desde el IIER tenemos una gran vocación de internacionalización, que trato de promover. Nuestros investigadores son plenamente conscientes de la importancia y todos ellos mantienen colaboraciones con grupos y redes internacionales para tratar de participar en un ámbito europeo o internacional. Si en España hay un paciente con una enfermedad y en otros pocos países hay algún otro paciente con la misma enfermedad, tenemos que unir nuestros esfuerzos para ser eficientes y obtener conclusiones de utilidad para los pacientes, que es lo que realmente queremos.
¿Puede contarnos alguno de los proyectos en los que están trabajando actualmente con financiación europea?
EB: Sí. El IIER siempre ha tenido una vocación de europeización y de participación en los distintos programas marco que ha habido a lo largo del tiempo y hemos sido muy conscientes de esa necesidad de colaboración. A nivel europeo, ha habido distintas iniciativas, con el fin de favorecer la investigación en EERR y, actualmente, participamos en el programa European Joint Program on Rare Diseases (EJP RD).
Nosotros fuimos participantes en la elaboración de la propuesta de este programa conjunto que se aprobó en el año 2019, en el cual lideramos varios paquetes de trabajo: uno sobre estrategia de investigación e innovación y otro sobre sostenibilidad. Uno de los objetivos de este programa conjunto europeo es estar todos coordinados, porque una iniciativa conjunta evita duplicar gastos y reporta mayores beneficios en cuanto al conocimiento y al avance en la investigación.
Lideramos el paquete de sostenibilidad porque si los fondos son limitados tanto a nivel público como a nivel privado, tenemos que optimizarlos al máximo y no haríamos nada desarrollando una serie de herramientas en el momento actual si eso luego no va a tener una continuidad y no se va a poder sostener.
Y, actualmente, como comentaba antes, el Programa Conjunto Europeo de Enfermedades Raras es un proyecto estimado para cinco años que finaliza en diciembre de 2023. No podemos esperar a diciembre de 2023 para pensar qué ocurrirá después. Por tanto, estamos ya trabajando en la propuesta del nuevo partenariado en el que esperamos poder trabajar en la próxima década. Pasados esos años, tenemos que establecer esa continuidad para tratar de aportar el máximo beneficio.
¿Considera suficientes las ayudas en la investigación de EERR en España? ¿Tiene algún país europeo como referente en materia de inversión en investigación de EERR?
EB: Todos los fondos que dediquemos a la investigación son insuficientes porque continuamente se van a ir generando nuevas necesidades. Tenemos que tratar de avanzar al ritmo que vamos generando nuevo conocimiento y para todo eso hacen falta fondos.
Debemos tener en cuenta también que hay más de 7.000 EERR, pero que muy pocas personas padecen cada una de ellas, aunque globalmente afectan a muchísimas personas. En España se estima que afectan a 3 millones de personas. En Europa estimamos que hay 30 millones de personas afectadas por EERR y 300 millones a nivel mundial.
Por tanto, está claro que hay que dedicar fondos a la investigación. No existe un modelo ideal de financiación de la investigación, ni que sea totalmente trasladable de un país a otro porque en cada país tenemos nuestra idiosincrasia, nuestra organización, nuestras políticas sanitarias y de investigación y nos tenemos que adecuar a ellas. Tiene que haber una adecuación tanto de los modelos de financiación como de los modelos de investigación. Es un objetivo el tratar de que se incrementen esos fondos para la investigación en EERR.
Desde el Instituto de Salud Carlos III, se dedican unos fondos considerables a la investigación en EERR y se priorizan dentro de las distintas convocatorias para financiación de proyectos de investigación.
¿En qué medida cree que los nuevos fondos europeos previstos para los próximos años podrían ayudar a la investigación en EERR?
EB: Con este nuevo partenariado que estamos ahora mismo proyectando se pretende tratar de mejorar todos los aspectos de la investigación en EERR, al igual que el programa conjunto actual incide sobre la misma. El próximo también tendrá esa vocación de tratar de mejorar la investigación de estas patologías a través de distintas herramientas, de distintos modelos de colaboración, de contar con plataformas que puedan ser instrumentos para facilitar la investigación, tanto para promover el acceso de los pacientes a esa investigación como de los investigadores, incluyendo también a los socios del ámbito privado porque está claro que los fondos públicos son insuficientes y, por tanto, una colaboración público-privada puede ser interesante. Para ello hay que seguir unos modelos con garantías de seguridad para todos. Dentro del programa que estamos ahora mismo proyectando, trataremos de favorecer que se destinen esos fondos europeos para tratar de optimizar la investigación en EERR.