Dolores Lledín Barbancho
Servicio de Hepatología del Hospital Infantil del Hospital Universitario La Paz
La colestasis intrahepática familiar progresiva (PFIC) es una enfermedad rara de aparición muy temprana. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las familias desde los primeros meses de vida del niño, tanto a nivel clínico como emocional y social?
DLL: La PFIC se manifiesta en la infancia, habitualmente de forma muy precoz, en los primeros meses de vida. Esto representa un fuerte impacto para las familias, que ven truncadas sus expectativas iniciales de tener un hijo sano. De repente se encuentran ante una enfermedad para la cual inicialmente no podemos dar un diagnóstico preciso, sino que debemos explicarles que existen múltiples enfermedades posibles que iremos descartando progresivamente. Esta situación genera inevitablemente mucha incertidumbre en los primeros momentos, hasta que podemos ponerle finalmente un nombre y apellido a la enfermedad.
A nivel emocional, como madre también puedo decir que los padres deben hacer un duelo necesario para reunir fuerzas y enfrentar esta nueva situación. Por ello, es crucial realizar un diagnóstico lo más precoz y exacto posible para ofrecer información adecuada sobre el pronóstico del niño.
En el plano social, la vida familiar cambia significativamente, ya que hay que dedicar mucho tiempo y esfuerzo al cuidado del niño, que inicialmente es un lactante con muchas más necesidades que otros niños de su edad. Posteriormente, durante la infancia y la edad adulta, irá requiriendo cuidados especiales y, en algunos casos, incluso un trasplante hepático. Todo ello implica una adaptación emocional importante para toda la familia, incluyendo la necesidad de reajustar roles entre los cuidadores principales (madre y padre), hermanos y familiares cercanos.
Además, esta situación impacta también en el ámbito laboral, obligando a reorganizar horarios y, en muchas ocasiones, cambiar aspiraciones profesionales para atender adecuadamente a un hijo cuya enfermedad no tiene una solución rápida y definitiva, sino que constituye una verdadera carrera de fondo.
DLL: Efectivamente, el prurito es uno de los síntomas que marcan y definen esta enfermedad. Muchas veces se banaliza diciendo: «el niño simplemente tiene picor, se rasca y ya está». Pero la realidad es muy distinta. El prurito impacta gravemente en la calidad de vida del niño. Son niños que presentan un malestar constante durante el día, inquietud continua, dificultad para concentrarse y movimientos frecuentes debido a la necesidad de rascarse. Además, por la noche tampoco logran descansar adecuadamente, lo cual afecta profundamente la dinámica personal y familiar.
Esta situación impide que los padres puedan descansar, ya que durante el día deben estar pendientes del niño, pero tampoco pueden hacerlo por la noche. Además, la ansiedad y la angustia generadas por no disponer de un tratamiento eficaz para aliviar una situación tan limitante para sus hijos es enorme.
Algunos padres relatan que durante la noche oyen cómo sus hijos se levantan de la cama para frotarse contra la alfombra, intentando así aliviar ese intenso picor. Por tanto, este no es un síntoma que pueda pasarse por alto. De hecho, en algunos casos, el prurito llega a ser indicación de trasplante hepático.
En adultos, incluso existen casos descritos en los que el prurito intenso ha llevado a ideas suicidas, porque puede resultar extremadamente difícil de tratar y controlar.
El abordaje de una enfermedad rara pediátrica como la PFIC requiere un enfoque multidisciplinar. ¿Cómo se organiza este trabajo conjunto en un hospital como La Paz, y qué papel juegan las familias y los servicios psicosociales?
DLL: Todas las enfermedades crónicas requieren, evidentemente, un abordaje multidisciplinar que incluya equipos médicos, quirúrgicos y de diagnóstico. Un aspecto fundamental, que creo que apenas estamos empezando a poner en marcha, es el aspecto psicosocial, que a menudo no recibe la atención necesaria debido a la falta de tiempo en las consultas y a la sobrecarga asistencial.
El Hospital La Paz es un centro CSUR para enfermedades hepáticas minoritarias, al cual pueden acceder pacientes de toda España, no únicamente de la Comunidad de Madrid. En este centro se integran tanto aspectos médicos, como hepatología, nutrición o cirugia, como otros servicios fundamentales, tales como genética y tecnología sanitaria. En definitiva, todo el Hospital Infantil funciona como un engranaje diseñado para atender de la mejor manera posible a estos pacientes.
Sin embargo, considero que aun debemos fortalecer nuestra relación con las asociaciones de pacientes para tener un feedback más directo sobre las necesidades específicas que presentan estos pacientes y sus familias. Precisamente por tratarse de enfermedades raras, creo que es esencial concentrar la atención en centros de referencia especializados, aunque esto no impide realizar un seguimiento conjunto con hospitales de otras provincias o regiones.
Respecto al papel que juegan las familias, insisto en que es fundamental, ya que son ellas quienes nos proporcionan día a día la información esencial que necesitamos para ofrecer una atención efectiva y adaptada a las necesidades reales de los pacientes.
Desde su experiencia, ¿qué factores sociales y estructurales considera que más influyen en las desigualdades en el acceso a diagnóstico, tratamiento y acompañamiento para las familias que conviven con la PFIC?
DLL: Actualmente en España, la existencia de hospitales de referencia, los llamados CSUR, hace que la atención sanitaria sea más equitativa entre todas las comunidades Autónomas, ya que estos centros pueden atender pacientes provenientes de cualquier punto del país. Evidentemente, si el paciente reside en una comunidad autónoma más alejada, tendrá que realizar desplazamientos frecuentes, lo cual puede ser limitante.
No obstante, estos desplazamientos deberían estar cubiertos por nuestro sistema sanitario. Respecto al diagnóstico, actualmente se basa en estudios genéticos que están disponibles en la mayoría de los hospitales de nivel secundario o terciario. Sin embargo, quisiera enfatizar que no se trata únicamente de hacer el diagnóstico inicial, sino también de llevar a cabo un seguimiento adecuado y conocer las necesidades que estos pacientes tendrán a largo plazo. Por ello, además del seguimiento local en su comunidad autónoma, los pacientes siempre deberían ser referidos a unidades o centros especializados de seguimiento a largo plazo, donde se pueda cubrir mejor las necesidades futuras.
En cuanto al tratamiento, considero que debería ofrecerse sin diferencias según el lugar de residencia del paciente. Los tratamientos con inhibidores de la recaptación de sales biliares (IBAT), como mencione anteriormente, son tratamientos costosos, pero deberían estar financiados de manera uniforme en todas las comunidades autónomas. En ningún caso debería ser un factor limitante el lugar donde viva el paciente.
Por otra parte, otro tipo de tratamiento necesario son las vitaminas. Estos pacientes requieren suplementos vitamínicos importantes debido a su colestasis, ya que no absorben adecuadamente las vitaminas. Actualmente, estos tratamientos no están cubiertos por la Seguridad Social, por lo que las familias deben costearlos por su cuenta. Aunque estos suplementos vitamínicos no son necesariamente muy caros, si suponen una carga económica significativa por ser tratamientos crónicos.
Finalmente, respecto al acompañamiento a las familias, considero que en ocasiones puede resultar difícil debido a la falta de una red adecuada de apoyo. Este es un desafío pendiente en esta enfermedad y en muchas otras. Afortunadamente, gracias a las asociaciones de pacientes se están haciendo grandes avances en este aspecto. Creo firmemente que debe existir una colaboración más estrecha y continua entre los profesionales médicos, que a veces podemos olvidar esta parte, y las asociaciones de pacientes, para lograr una conexión más efectiva y garantizar un apoyo integral a las familias.
En los últimos años han surgido nuevos fármacos, los inhibidores de la recaptación de sales biliares a nivel intestinal, que presentan muy pocos efectos adversos y han marcado un antes y un después para muchos pacientes






















