
Dr. Jordi Esteve Reyner
Servicio de Hematología, Instituto Clínic de Enfermedades Hematológicas y Oncológicas, Hospital Clínic de Barcelona
1. ¿Cómo se ha vivido en el Hospital Clínic la pandemia del COVID-19?
JE: Ha sido algo único que no hemos vivido anteriormente y que ha exigido un esfuerzo de adaptación enorme, de cambios diarios de estrategias para intentar adaptarnos a la situación. Eso, junto con la incertidumbre del futuro, es lo que define mejor cómo vivimos la pandemia. Hemos tenido momentos críticos en los que, día a día, aumentaba el número de ingresos y el número de pacientes que necesitaba unidades de cuidados intensivos, y veíamos que nuestra capacidad no daba abasto. Recuerdo un fin de semana que hicimos una reunión de Gabinete de Crisis, en la que veíamos que con esa curva de crecimiento no íbamos a poder atender todos los casos. Por suerte, en ese momento se estabilizó un poco la situación por el efecto del confinamiento. Ha sido casi un colapso pero, afortunadamente, la capacidad de adaptación del hospital a las necesidades permitió atender esa gran demanda de atención.
2. ¿Existe mayor riesgo de infección para un paciente con Leucemia Mieloide Aguda (LMA)?
JE: Los riesgos de infección por COVID-19 en los pacientes con LMA son seguramente algo mayores que en población normal, aunque no es una pregunta fácil de contestar si queremos ser estrictamente rigurosos. Necesitaremos un poco más de tiempo de análisis. Lo que es seguro es que pacientes con LMA en tratamiento quimioterápico, con defensas bajas, sometidos a un trasplante alogénico, que adquieran una infección por COVID-19, son obviamente pacientes de mayor riesgo.
3. ¿Qué medidas han tenido que implementar en su hospital para paliar los efectos de la pandemia sobre estos pacientes?
JE: Aunque en un momento dado prácticamente el 80% del hospital estaba dedicado a enfermos por COVID-19, nosotros mantuvimos nuestra sala de hospitalización para tratamientos intensivos, que incluía a los pacientes con LMA. Eso quiere decir que todo paciente con LMA de nuevo diagnóstico que necesitaba atención urgente la tuvo. No obstante, durante las semanas más críticas, se pospusieron los tratamientos que se podían aplazar, como el de los enfermos que ya estaban en respuesta tras un trasplante, o el de los pacientes en tratamiento de mantenimiento. Esto se hizo tanto para evitar el riesgo a que enfrentaban estos pacientes de enfermar por frecuentar el hospital, como para enfriar, en la medida de lo posible, la demanda de recursos médicos. Pero nunca llegamos a tener una parada total de los tratamientos que eran urgentes.
4. ¿Cuál ha sido el impacto en los trasplantes durante la pandemia?
JE: En el pico de la epidemia llegamos a detener todos los procedimientos de trasplante. En general se tiene cierto margen para ello, además de que la logística de los trasplantes es especialmente compleja: no solamente depende del receptor, sino de un donante no relacionado que puede o no estar en España, cuyas células tienen que venir al centro. Por lo tanto, en los momentos críticos de la pandemia el trasplante era prácticamente imposible. De hecho, exigíamos que el producto estuviera en nuestro centro antes de embarcarnos en el trasplante, porque había riesgo de que hubiera dificultad en el transporte. En cuanto pudimos relajar un poco las restricciones intentamos retomar los trasplantes porque sólo se pueden retrasar hasta cierto punto. Además, no queríamos tener un colapso a posteriori, es decir, una especie de rebrote que impidiera o dificultara que los pacientes recibieran el tratamiento en su debido momento.
5. ¿Y el impacto en el diagnóstico?
JE: El diagnóstico de una LMA se ha retrasado en algún caso, pero no en nuestro centro, porque mantuvimos las estructuras de diagnóstico básico y no dejamos de hacer ningún procedimiento diagnóstico. Pero, debido a la situación del entorno, hemos tenido un par de casos de pacientes que han llegado a nuestro centro en una situación extrema, con una cifra de leucocitos extremadamente elevada, con hemorragia cerebral y un cuadro de leucostasis, que es irreversible. En esos días leí un artículo con el título “El peaje no explicado”, sobre el impacto del COVID-19 sobre otras enfermedades que necesitan atención urgente. Eso lo hemos vivido en LMA y sabemos que ha ocurrido en otras enfermedades.
6. ¿Cree que la pandemia ha afectado a los ensayos clínicos en pacientes con LMA?
JE: Los ensayos clínicos en pacientes con LMA son esenciales, sobre todo si están en fases iniciales, pero hay que tener en cuenta que el espónsor (la compañía farmacéutica) necesita contar con recursos mínimos para poder enviar el material necesario y realizar las labores esenciales de monitorización. Los monitores de los ensayos clínicos no podían acudir al centro, por lo que muchos ensayos, en especial aquellos más delicados que se encontraban en Fase I, se han visto interrumpidos. Ahora los estamos reabriendo. Eso lógicamente ha cerrado un poco el abanico de posibilidades para aquellos enfermos que no han respondido a los tratamientos convencionales y que se pueden beneficiar de un tratamiento experimental.
7. ¿Qué medidas de organización se han llevado a cabo durante la pandemia?
JE: La flexibilidad ha sido una necesidad imperiosa. Tuvimos que replantearnos algunas rutinas y adaptarnos a las nuevas necesidades. Eso siempre es bueno, sobre todo para quienes tenemos cierta responsabilidad de gestión. A nivel de disposición del personal, es realmente agradable ver cómo la gente se ofrece a todo, a hacer tareas a las que no están acostumbrados, y si tienen que reconvertirse a médicos que atienden a una enfermedad infecciosa como COVID-19 lo han hecho, y eso se agradece enormemente.
A nivel de medidas organizativas ha habido cosas esenciales. Por ejemplo, las reuniones en su mayoría han dejado de ser presenciales. La actividad médica requiere sesiones clínicas prácticamente diarias en las que tomamos decisiones, pero hemos convertido en virtuales estas sesiones y estamos encantados, ya que podemos acudir a distintas sesiones. Otras medidas han sido dejar un equipo de reserva por si había compañeros enfermos o con contactos infectados, y teletrabajar para evitar que todos coincidiéramos en determinados espacios físicos. Parte del equipo médico, de enfermería y administrativo ha hecho su trabajo desde casa, y hemos visto que es posible. Se pueden hacer muchas cosas muy bien y atender parte de las labores tan bien como en el hospital. Eso es algo que seguramente mantendremos, aunque habrá que estructurarlo.
8. ¿Cómo se han realizado las consultas durante la pandemia?
JE: En la mayoría de los casos hemos convertido a visitas telefónicas las consultas que teníamos programadas. Esto ha sido muy bien acogido por los pacientes, a los cuales ir al hospital les ocasionaba un temor justificado. Además, las visitas telefónicas tienen muchas ventajas porque el paciente pierde menos tiempo en el hospital y esto interfiere menos con su actividad laboral, cotidiana, o de atención a una persona mayor que sea dependiente. Sin embargo, cuando era necesario explorar físicamente al paciente las visitas han seguido siendo presenciales, por ejemplo, para monitorizar la medicación, o en el caso de los nuevos diagnósticos ya que requieren de contacto visual cercano, tranquilidad y tiempo.
9. ¿Qué lección podemos sacar de todo esto?
JE: Hemos aprendido que el futuro es impredecible y que hay que tener la flexibilidad mental para adaptarnos a la realidad y responder de forma adecuada a nivel organizativo, con capacidad de polivalencia. Un aprendizaje concreto ha sido la importancia de los test diagnósticos, porque una de las limitaciones más grandes fue nuestra incapacidad de tener test y resultados con suficiente agilidad para atender toda la demanda social. A raíz de esto, algunos procedimientos se han automatizado, y se han adquirido robots que permiten hacer muchos más test.
A nivel de hospital las cosas no son estancas, hay recursos que habitualmente distribuimos entre los servicios, pero hemos aprendido que, frente a una necesidad con importancia jerárquica, como es el COVID-19, todos tenemos que contribuir para atenderla.